Cultura

Premio Nacional de Literatura 2017

Escrito por Azizeinforma

La Fundación Corripio y el Ministerio de Cultura, por decisión unánime de los integrantes del jurado, han seleccionado al ensayista Federico Henríquez Gratereaux como ganador del Premio Nacional de Literatura 2017. Una dilatada trayectoria como ensayista, pensador y escritor, durante la cual ha hecho valiosos aportes al conocimiento y valoración de la conciencia nacional y la idiosincrasia del pueblo dominicano, entre otras dotes, han servido de aval para motivar la decisión del jurado.
Henríquez Gratereaux, que escribe para este periódico la columna “A pleno pulmón” y fuera director del desaparecido matutino El Siglo, es autor de varios libros, entre los que destacan La Feria de las Ideas (1984), Un ciclón en una botella (1996), Empollar huevos históricos (2001), Disparatario (2002), Pecho y espalda (2003) y Ubres de novelastra (2008). Es miembro de número de la Academia Dominicana de la Lengua y correspondiente de la Real Academia Española.
La Fundación Corripio y el Ministerio de Cultura reconocen los altos méritos literarios de este intelectual vegano, un analista profundo de la realidad social, histórica y cultural, que se caracteriza por un impecable manejo del idioma. Es una forma de reafirmar el compromiso de ambas instituciones de exaltar a los literatos dominicanos atendiendo a sus aportes a la sociedad.

El Congreso en deuda con el país

El Congreso tiene que ponerse al día con la Constitución. Algunas de las nuevas leyes que ésta requiere para activar a plenitud sus potencialidades no han sido aprobadas, y otras existentes no han sido modificadas en los seis años que lleva de vigencia. El presidente del Tribunal Constitucional, Milton Ray Guevara, culpa al Congreso de esas faltas, y otras como el no cumplimiento de mandatos constitucionales y leyes exhortativas.
Las faltas atribuidas al Congreso incluye la no aprobación de las leyes de delimitación territorial, de los mecanismos de participación local; de consultas populares por referendo y la ley de partidos. Es inadmisible que las potencialidades del ordenamiento jurídico estén limitadas o trabadas por voluntad o falta de voluntad del poder del Estado que tiene la obligación de legislar.

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