El estado morteamericano de Nueva Jersey atesora un importante acervo social, histórico y cultural. Newark es una ciudad próxima al estado de Nueva York. Con solo transitar algunas avenidas, desde allí se pueden avistar los rascacielos y hasta el famoso Empire State.
Contrario al intenso ritmo de Nueva York, donde se concentra una gran parte de la diáspora dominicana, Newark mantiene un ambiente sosegado; sus espacios de arte, historia y cultura también impresionan.
Además de los museos, la biblioteca pública es el instrumento para un encuentro más íntimo con la ciudad. ‘The Newark Public Library’, por su nombre en inglés, mantiene la colección más extensa de materiales en español de todas las bibliotecas públicas del estado. La sala Hispanoamericana es reconocida como “fuente de información y recursos en español para bibliotecas a través de Nueva Jersey”.
Mientras se recorren sus estanterías, los libros sobre historia y cultura dominicana salen a relucir. Los nombres de Juan Bosch, César Nicolás Penson, Pedro Henríquez Ureña, Pedro Mir, Pedro Peix, Marcio Veloz Maggiolo, Pedro Antonio Valdez y otros tantos, reposan en esta casa del libro. Al igual que autores que han plantado sus raíces fuera de tierras dominicanas como Carlos Esteban Deive, Silvio Torres Saillant, José Acosta, Junot Díaz y Julia Álvarez, junto a Giovanni Di Prieto, principal estudioso de la novelística nuestra.
Una puertorriqueña dirige los servicios a la comunidad hispana de la biblioteca de Newark. Ingrid Betancourt invierte una parte de su valioso tiempo en buscar obras que aportan a la variedad bibliográfica dominicana.
“Hay mucho interés en la historia de República Dominicana; en la migración, la situación actual del país, así como de los dominicanos en los Estados Unidos, su desarrollo e idiosincracia”, sostiene la encargada.
La biblioteca pública de Newark es un punto de servicio visible para la comunidad hispana. Cuenta con siete sucursales en toda la ciudad. La sala Hispanoamericana es parte de un centro más grande de integración e información de la comunidad hispanoparlante llamado New Jersey Hispanic Research and information Center. “También tenemos un archivo de esta comunidad en Nueva Jersey, con informaciones sobre las primeras migraciones latinas, entre otras de interés común”, afirma Betancourt, quien tiene una historia de servicio en la referida institución.
“Newark es una ciudad bien latina. Se dice que un 30% de su población es de habla hispana. Por esa razón aquí viene todo el mundo; desde niños, universitarios, hasta diversos usuarios, porque es el único lugar de todo el estado donde se pueden encontrar libros en español de cualquier índole”, declara.
Para Betancourt, este centro del libro es un punto de servicio visible para la comunidad latina. Durante el año organizan una serie de programas públicos que van desde historia, arte y literatura, como parte de la celebración de la herencia hispana.
Ingrid Betancourt explica que en el pasado 2016 se enfocaron en programas musicales. En el nivel siguiente de la biblioteca todavía está presente la exposición “The rhythm and the beat: Drums and percussion in Latin America”, sobre la presencia de los ritmos y la percusión africana en Latinoamérica, el cual incluye entre otros, a República Dominicana, Cuba y Puerto Rico.
Biblioteca de Ventnor City
Por la costa sur de Nueva Jersey relucen las ciudades rodeadas por el océano Atlántico. En el condado de Atlantic se encuentra Ventnor City, una hermosa y pequeña ciudad costera de baja densidad poblacional y de pocos habitantes hispanos.
Allí, la biblioteca es parte de un museo, un centro cultural y de artes. Las estanterías de la biblioteca del ‘Ventnor Library & Cultural Arts Center’ también están atestadas de libros de todo el mundo.
En la sección cultural, dos libros saltan a la vista sobre República Dominicana. Uno está adornado con las Ruinas de San Francisco y unos bailarines de música folclórica y el otro representa el sol, la playa, las palmeras, el mestizaje y el beísbol: “Countries of the word: Dominican Republic” y “Top ten of countries of recent immigrants”.
A diferencia de la biblioteca de Newark, esta no dispone de literatura dominicana. Sin embargo, se encuentran materiales que identifican la idiosincracia criolla en el ámbito cultural, artístico y deportivo.
Los visitantes asiduos son adultos y personas de la tercera edad. Algunos mayores hacen trabajo voluntario en la biblioteca y en el museo, quienes con disposición le cuentan a los visitantes hechos importantes de Ventnor City. La política de préstamos permite que los lectores se lleven los libros de su interés. Por la parte trasera del centro se encuentra el buzón de devolución (returns) de los materiales, donde los usuarios, sin importar la hora, se dirigen a entregar lo leído.
Fuente: Listin Diario